SE CUMPLEN 50 AÑOS DE LA ALTERNATIVA EN VALENCIA DEL DIESTRO SEVILLANO CON MÁS CARISMA DEL TOREO CONTEMPORÁNEO
Curro Romero, durante la ceremonia de su alternativa. Curro Romero, también conocido en el mundo del toro como el Faraón de Camas, uno de los grandes mitos de la tauromaquia moderna y símbolo viviente del sevillanismo, cumple estas Fallas sus bodas de oro, 50 años como matador de alternativa. El doctorado tuvo lugar el 18 de marzo de 1959 en el coso de la calle Játiva, teniendo como padrino al toledano Gregorio Sánchez y como testigo de la ceremonia a Jaime Ostos que estoquearon toros de la legendaria divisa del Conde de la Corte, actualmente reservada para los diestros más valerosos en trance de ofrecer alguna gesta a los aficionados.
El escenario de tal efeméride siempre se comentó con levedad en las mejores glosas y biografías de Curro quizás porque a la leyenda del Faraón y al amor que sobre todo pasados los años le dispensaron sus paisanos, no le encajaba bien que para tan trascendental ascenso el sevillano tuviese que viajar hasta Valencia, lejos del coso maestrante. No sería ese un caso único, un año después, otro sevillano de Camas, posiblemente el torero de más cualidades de su tiempo, Paco Camino, al que bautizaron como el Niño Sabio, también tomó la alternativa en Valencia aunque en este caso la fecha elegida fue el Domingo de Resurrección y el torero sorprendentemente no contase entre los preferidos de Sevilla.
Romero, que había sido mancebo durante su adolescencia en una farmacia de su pueblo era por aquel entonces un novillero de buenas maneras, incluso muy esforzado, con algún guiño en su repertorio hacia lo que se conoce simplificando como toreo de valor, que no acababa de obtener el triunfo necesario que le permitiese levantar el vuelo.
Ni su estilo y maneras en el ruedo, ni su personalidad, se habían decantado todavía hacia aquellas formas tan singulares que pasados los años le sirvieron para sentar sus reales en los altares de la mitología torera.
Debut en Valencia
En esas circunstancias se había presentado en Valencia en septiembre del año anterior alternando con Miguelín que también debutaba. Cumplió, incluso fue cogido y se ganó una repetición que llegó en el festejo de clausura de la temporada en el que cortó una oreja a un novillo de Garzón, tras una faena muy comentada.
Ese nuevo éxito dio lugar a que la empresa de Valencia formada entonces por Alegre y Puchades, le ofreciese tomar la alternativa en las corridas falleras, que era como se denominaban entonces a los festejos que se organizaban coincidiendo con las fiestas josefinas. En realidad se trataba de una feria que no había alcanzado su esplendor actual -aquel año anunciaba sólo tres corridas de toros- y mantenía un protagonismo secundario respecto a la Feria de Julio.
Curro actuó en la segunda del abono, lució ese día tan esperado para cualquier torero un terno champaña y oro, color que formaría parte con frecuencia de su vestuario. Recuerda el propio torero que durmió mal la víspera como consecuencia de los nervios y de los ruidos de los fuegos a los que nunca se acostumbró.
La tarde del 18 de marzo fue soleada y apacible. No sopló el viento marceño que tanto molesta a los toreros y el toro de la alternativa, de pelo castaño y las hechuras propias de su encaste, atendía por Vito. No fue un buen toro o al menos no lo recuerda como tal el propio Curro que anduvo no más que aseado en su lidia, muy lejos de los grandes triunfos que tanta fama le dieron aunque tampoco firmó un petardo de los que tanto colaboraron también a su leyenda. Él lo explicaba recientemente con su proverbial economía de palabras al compañero Víctor García.
"El toro no me dejó. No quiso que yo hiciera mis cosas aquel día", comentó el torero. Y cuando le insistió el periodista remató su argumento muy en Curro y casi casi parafraseando al Gallo que también fue torero de fuertes contrastes y muy de Sevilla. "Ese día no pude torear a mi manera porque eso depende del toro y cuando no se puede no se puede", agregó.
Su padrino de alternativa Gregorio Sánchez, un torero castellano que se sitúa en sus antípodas artísticas, declaraba recientemente que Curro ha sido uno de los toreros más valientes que ha conocido: "Si torear con 60 años y matar toros no supone valor que venga Dios y lo vea". Jaime Ostos, el otro protagonista de la tarde que ejerció como testigo de la alternativa y al que llamaron el León de Écija por su valor, recuerda con gran satisfacción aquel acontecimiento y se declara muy partidario de Curro: "Es de los toreros que son capaces de hacer cosas que no esperas y que te llegan al alma. Yo no podía fallar aquel día, tenía que estar en el cartel".
Sus plazas y sus luces
Pasados los años la leyenda de Curro creció por todo el planeta de los toros. En Sevilla se le adoró hasta formar parte de la mitología popular. No solo no le tenían en cuenta sus tardes negras sino que se magnificaban sus actuaciones brillantes hasta el paroxismo y se le concedía rango jerárquico junto al mismísimo Betis y la Macarena.
En cambio estadísticamente fueron mayores los triunfos en Madrid donde ha sido de los toreros más queridos y que más veces ha abierto la Puerta Grande, alguna de ellas justo el día siguiente de dormir detenido en la Dirección General de Seguridad por negarse a matar un toro atacado de un miedo insuperable.
En Valencia el Faraón nunca alcanzó ese nivel de fidelidad a diferencia de su paisano Paco Camino que tuvo mucho más predicamento en Valencia que en Sevilla.
Curro no llegó a cuajar grandes actuaciones en nuestra tierra pese a lo cual siempre se le respetó y se le esperó con mucha compresión quizás en recuerdo de aquella alternativa. Sí tuvo sin embargo lazos familiares y profesionales que le unieron a estas tierras, como su casamiento con Concha Márquez Piquer, la única hija de doña Concha, la más grande intérprete de la canción española y su cargo de presidente de honor de una empresa gestora reciente de la plaza de toros lo que permitía que se le viese frecuentemente en los tendidos acompañado su esposa actual Carmen Tello.