lunes, 17 de marzo de 2008

MUJER SI, Y TORERA

José Martínez "Letras"


La tauromaquia ha tratado y lo sigue haciendo injustamente a la mujer, es más quizá nuestra tauromaquia, la antigua y la moderna junto con la Iglesia han constituido los reductos más patentes de un machismo tenaz que ha tenido a la mujer en un segundo plano y que quizá o corregimos pronto o sin duda algún día nos pasará factura.
No se entiende en una sociedad del siglo XXI que todavía se hable de la mujer como algo anecdótico y marginal cuando en todos los órdenes de la vida la mujer ejerce un papel esencial y a veces determinante para el correcto desarrollo de la misma
Por otra parte ese “machismo rancio” no ha impedido que existan toreas, ganaderas, aficionadas, periodistas, rejoneadoras, veterinarias, presidentas etc.,
Como aficionada, la mujer contribuye a mantener la fiesta, y en muchos casos a que la tradición siga en su entorno familiar y social. Y aunque su papel no ha sido de gran importancia en la historia y desarrollo de este arte si han existido importantes precursoras que han facilitado la posibilidad de que hoy la mujer compita con el hombre “casi” en igualdad de condiciones.
Ese debe ser un objetivo “la igualdad en el toreo”.
El toro no entiende de sexo, nacionalidad o religión.
Los Encierros de Pamplona, no han constituido una excepción, sino más bien paradigma de un machismo excluyente que sólo a las puertas del siglo XXI pudo ser desterrado. Hasta hace muy pocos años el encierro era un escenario vetado para las mujeres.
El proceso, en cualquier caso, era imparable, y, finalmente, se terminó por aceptar su presencia, hasta el punto de que hoy ya no es infrecuente ver corredoras abriéndose paso junto a una multitud de hombres en busca del hueco soñado delante de las astas. Tampoco han estado exentas de graves cornadas: una vez más, los toros no hacen distinciones por razón de sexo.
Pero la historia del toreo femenino es mucho más antigua que los primeros conatos de lucha por la igualdad de sexos. Ya en el último cuarto del siglo XVIII (en plena hegemonía de "Costillares", Pedro Romero y "Pepe-Hillo"), una mujer se atrevió a rivalizar en los cosos con estas tres piedras sillares del toreo moderno. Nacida en Valdemoro (Madrid), Nicolasa Escamilla, "La Pajuelera" (así llamada porque vendía antorchas o pajuelas de azufre), derrochó un valor asombroso por las principales plazas de toros. Una tarde destacó en Zaragoza, donde picó y lidió un toro ante la atenta mirada de Goya, quien la inmortalizó en uno de los aguafuertes que conforman su espléndida Tauromaquia y que podemos ver en las imágenes proyectadas.
En el siglo siguiente, Martina García recogió el relevo de "La Pajuelera", y lo hizo con tal arrojo y afición que, si no mienten las crónicas del XIX, estuvo toreando hasta los 60 años.
Otras, víctimas también de la supremacía del varón en el toreo, eligieron sobrenombres que cambiaban el género de los de sus colegas más célebres (así, verbigracia, Juana Calderón, "La Frascuela", y Juana Bermejo, "La Guerrita"), asumiendo con este intento de emulación una posición de inferioridad respecto al modelo elegido.
De forma sucinta, para que al menos quede constancia de su empeño y del relieve que alcanzó el toreo femenino en el siglo XIX, hay que citar también a Manuela Capilla, Antonia Macho, Josefa Ortega, Francisca Coloma, Benita Fernández y la bruselense Eugenia Bartés, "La Belgicana".
Hubo también gran cantidad de picadoras, entre las que sobresalió la valenciana Mariana Curo, y no menos banderilleras, como Ángela Magdalena y María Aguirre, "Charrita Mejicana". A finales del siglo XIX destacaron también Dolores Sánchez, "La Fragosa", la primera en torear con taleguilla en lugar de falda, torera cuyo valor rayaba en la temeridad, lo que le causó un sinfín de cogidas; Carmen Lucena, "La Garbancera", que mantuvo una dura competencia con la anterior, y no sólo en los ruedos, pues se vanagloriaba de torear con chaquetilla torera y falda corta; las catalanas Ángela Pagés, "Angelita", y Dolores Pretel, "Lolita. "Angelita", a fuerza de inteligencia y coraje, ascendió por méritos propios desde lo más humilde del escalafón: primero fue banderillera, después sobresaliente y, finalmente, espada.
Un episodio singular dentro de la historia del toreo femenino del siglo XX lo protagonizó la gran torera Juanita Cruz. La carrera de Juanita Cruz estuvo salpicada de dificultades. El artículo 124 del Reglamento Taurino de 1930, mantenía la prohibición. No obstante, hizo su presentación en León el 24 de junio de 1932, sin que el citado artículo hubiera sido abolido. El ministro de la Gobernación lo recordó a los gobernadores y Juanita se quedó en el paro. Pero en 1933 se le dio de nuevo la venia.
En su primera actuación, el domingo de Carnaval, en Cabra, tuvo como sobresaliente a Manuel Rodríguez Manolete. Juanita cortó las orejas y el rabo a sus dos novillos lo que le valió la repetición. Actuó con figuras importantes del toreo español y americano, como Carlos Arruza, Alfonso Ramírez Calesero y Carnicerito de México, éste y Fermín Espinosa Armillita la avalaron para que en México se le concediera permiso para torear.
Juanita toreó 33 novilladas en 1933, pero para la siguiente temporada, su apoderado en lugar de seguir actuando con permisos especiales emprendió la lucha por la abolición definitiva de la prohibición basándose en el Artículo 2 de la Constitución:
La batalla que ganó Juanita tuvo consecuencias efímeras. Ella padeció incluso cierta censura de prensa ya que su caso fue silenciado durante años. Antes de que tal sucediera contó con los parabienes de los críticos más exigentes de todas las grandes capitales españolas. Marcial Lalanda, el día que la vio torear en Madrid, dijo: "Juanita Cruz ha sido el único torero en la plaza".
Juanita Cruz no llevó nunca taleguilla, usaba vestidos de torear con falda, con bellos bordados.
Nunca podremos saber hasta dónde pudo haber llegado como matadora de no haber existido la prohibición.
Juanita Cruz debutó en Las Ventas el 2 de abril de 1936, después de haber toreado más de cincuenta festejos en otras plazas.
En Madrid hizo el paseíllo con Niño de la Estrella, Miguel Cirujeda y Félix Almagro. Se enfrentó a toros de la viuda de García Aleas y cortó una oreja.
Cuando llevaba 18 novilladas con picadores estalló la guerra civil. Actuó en varios festivales benéficos en favor de la República y se marchó a Venezuela. Toreó en los países taurinos de América y tomó la alternativa en Fresnedillo (México) el 17 de marzo de 1940. Se la concedió Heriberto García. Cortó dos orejas.
Cuando acabó la Guerra Civil, los taurinos impusieron otra vez la prohibición a las mujeres.
Forzada por los acontecimientos, se quedó a torear en América en donde no le faltaron contratos ni cornadas.
Juanita se retiró en 1946 sin poder actuar de nuevo en España. Lo hizo tras participar en casi setecientos festejos. En América hizo el paseíllo en 460 ocasiones. Se despidió en La Paz (Bolivia) y en 1946 regresó a Europa. En Francia estuvo un año y allí toreó sus últimas corridas. En 1947 regresó a España. Murió en Madrid el 18 de mayo de 1981, en plena feria de San Isidro, a las cinco de la tarde y a causa de una vieja lesión de corazón.
Otra mujer excepcional fue Conchita Cintrón “La Diosa de Oro”. Nacida en Antofagasta (Chile) en 1922, adoptó la nacionalidad peruana y toreó a caballo por las principales plazas de Hispanoamérica, hasta que se decidió a cruzar el Atlántico y torear en España. Por ridículo que parezca, la letra de la ley sólo prohibía a las mujeres el toreo a pie, lo que permitió a la valerosa amazona rejonear y triunfar en toda la Península, entre 1945 y 1950.
No puede rematarse este apresurado repaso por la historia del toreo femenino del siglo XX sin prestar una mínima atención a la valentísima novillera Ángela Hernández, quien atesora entre sus muy esforzados méritos el de haber logrado en 1974 el levantamiento de la obsoleta prohibición que había renovado la franquista sección taurina del Sindicato del Espectáculo. Entre otros nombres y por su cercanía citar a Carmen Murcia o la rejoneadora que actuó en varias plazas de la región La Princesa de París.
Aunque en 1974 fue derogado el artículo 49 que contenía esta prohibición, las mujeres siguieron sin lograr abrirse camino en el toreo.
En 1996, en las arenas de Nimes (Francia), la matadora Cristina Sánchez se convirtió en la primera mujer que recibió la alternativa en Europa. Igualmente, fue la primera torera en confirmar la alternativa en la plaza de Las Ventas, de las seis matadoras de toros que registra la historia.
Juanita Cruz, Bertha Trujillo (Morenita de Quindío), Raquel Martínez, Maribel Atiénzar y Cristina Sánchez se doctoraron en el extranjero.
Como decíamos, sólo dos de las seis matadoras de la historia, Mari Paz Vega y muy recientemente Raquel Sánchez, han tomado la alternativa en España. Por lo que respecta a Raquel Sánchez tomo la Alternativa en Toledo: el 27 de mayo de 2005. Padrino: Eugenio de Mora. Testigo: Manuel Amador. Debut en Las Ventas: la noche del viernes, 10 de agosto de 2001 dentro del IV Encuentro de Novilladas nocturnas de Las Ventas. Resultó cogida. Sufrió una fractura en la clavícula izquierda.
En la actualidad, a pesar de todo, muchos críticos taurinos siguen siendo implacables. Y esta crítica, además se hace extensible a todo el ámbito del mundo del toro: Ganaderas, Periodistas Taurinas, Empresarias.
Es una profesión difícil para todos, hombres y mujeres y ambos deben estar especialmente preparados para enfrentarse a un toro, una cornada, el ridículo y hasta el fracaso, como en la vida misma. Y además para eso, para esa necesaria preparación técnica y psicológica están las Escuelas de Tauromaquia. Hoy estas escuelas han formado a Julia Calviere, Noelia Mota, Ana Infante, Sandra Moscoso, Vanesa Montoya o la calasparreña VERONICA RODRIGUEZ, entre otras.
…., Y todo esto sin detrimento de esas condiciones esenciales que determinan lo que abstractamente llamamos feminidad: Elegancia, delicadeza, sensibilidad, y otras cuestiones. Curro Romero, sabio y gentil, lo dijo el día que dio la alternativa a Cristina: "El toreo es caricia. ¿Y quién mejor para eso que una mujer?".
La primera mujer en tomar la alternativa en España fue Mari Paz Vega, en Cáceres el 29 de Septiembre de 1997. Padrino Cristina Sánchez y testigo Antonio Ferrera. Confirmó alternativa en Madrid el 3 de Julio de 2005 ante un toro de Javier Pérez Tabernero que peso en bascula 650 kilos y al que mató de una estocada fulminante. Este pasado 2008 ha toreado un solo festejo.
Intuyo que cuando la mujer ultime la conquista de ese espacio simbólico que es el callejón de la Plaza de Toros, bien como ganadera, apoderada, veterinaria, miembro de la Junta Taurina, de la empresa o administración, periodista, fotógrafa, etc., será cuando se podrá desterrar la idea de que este es un mundo de y para los hombres.
Pues bien, la historia de la mujer está íntimamente ligada a la de la humanidad, tanto que sin conocer la primera, resulta absolutamente imposible comprender la segunda. Y siendo esto así, la historia del Toreo y la Historia de la sociedad no pueden permitirse andar caminos dispares u opuestos durante mucho más tiempo.
" A pesar del daño que mi hicieron en mi patria los responsables de la mediocridad del toreo de 1940-50...¡Brindo por España!".

Epitafio del mausoleo de Juanita Cruz

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